No, gracias

Hace unos días en el programa de Luis del Olmo un oyente elogiaba y agradecía infinitamente los beneficios de la monarquía. Soy taxista y son muchas las veces que oigo continuas alabanzas a la misma. También a mi me gustaría agradecerle los servicios prestados, no solo a mi persona sino a mi familia. Querría agradecérselo pero con un pequeño detalle: cada cuatro años y mediante una papeleta depositada en una urna. A juzgar por las acaloradas discusiones que mantenemos en casa sobre el tema, no tengo ninguna duda de que el veredicto de las papeletas introducidas en la urna sentenciaría: ¿monarquía? no, gracias. No olvidemos que elegir a nuestros representantes a través de las urnas es el sistema menos malo.

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