Radiante

Todo estaba preparado. Todo súper limpio y dispuesto. Un escenario demasiado Hollywood. Una alfombra celeste jamás vista. El gentío quintuplicaba las anteriores citas. Por fin se abrió la puerta del papamóvil y apareció ella. Ella, de piel negra como madera de ébano, vestida de blanco exuberante. Radiante.

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