Feliz kilómetro 2.785.680.000

Hoy día 30 de marzo de 2011, hoy, justamente hoy, Óliver llega felizmente al kilómetro 2.785.680.000. Los kilómetros en las entrañas de mamá no los contabilizamos, aunque también nos hicieron muy felices.

Tú y yo no nos preguntamos por qué el abuelo Cele dice feliz kilómetro 2.785.680.000. Eso se lo cuestionan los adultos como el abuelo José Pedro, la abuela Chani, la yaya Karin, la tata María, Manuel, el tito Diego, mamá, papá y muchos otros adultos.

Nosotros no, pues los dos sabemos muy bien que la nave en que viajamos y que magistralmente pilotamos, la inmensa nave llamada tierra -aunque tú y yo en nuestros sueños la llamamos agua, pues son tres partes de agua y una de tierra- viaja en su imparable travesía a 106.000 kilómetros cada hora y justo hoy 30 de marzo el abuelo no dice un simple "feliz cumpleaños", el abuelo puede decir "feliz kilómetro 2.785.680.000".

Nadie podrá negar que nuestro viaje por la nave agua, desde que Óliver la pilota, es mucho más alegre, mucho más divertido que antes, que los kilómetros de nuestra órbita son mucho más felices; el efecto Óliver y el alegre castañeteo de su risa, de su traviesa mirada, de sus sorpresivos gestos, aunque medie una distancia enorme, nos provoca a todos los viajeros un vertiginoso tsunami, unas terribles ganas de vivir, de reír, de llorar, de bailar, de tararear las notas de la melodía. Gotas de lluvia que al caer, tran, tran, tra lara, laran lan, pann pan pan pa pa pá pan aah, aaah...

¡Todos! ¡Todos! Cantad y bailad conmigo que el viaje continúa...