Sí, creo que el hombre fue y estuvo en la Luna. Fue una noche muy emocionante, veo al abuelo expectante, escudriñando el paisaje lunar intensamente, declamando desilusionado:
-No hay ni una sola brizna de hierba, la bandera no ondea impulsada por el aire, no hay aire, si no hay aire no se puede vivir.
-Padre, -le dije- todo eso ya lo sabíamos, eso no es una novedad.
-Ya, pero uno siempre alberga la esperanza de que lo dicho y avanzado por la ciencia fuera incierto y sobrepronosticado desde tanta lejanía.
-Padre, hay algo que sucederá dentro de 50 años.
-¿Qué es lo que sucederá?
-Mucha gente no creerá en lo que usted, todo el pueblo y yo estamos presenciando. Muchos creerán que todo fue un montaje.
-Pero tú y yo sabemos que esto es una realidad inamovible.
-Cierto, cierto, como cierto será que alguien de nuestra sangre, con nuestros genes y que aún tardará mucho en nacer, conseguirá trocear la luna en 365 rodajas, 365 inmensas rodajas, una rodaja de queso por cada día del año.
-Je, je, je, eso sí que será un imposible. Aunque, bien pensado, si alguien consigue esa proeza (dijo, ahuecando la voz y arqueando las cejas) es seguro que tiene que ser alguien de nuestra sangre pero... mezclada con sangre vikinga.
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