El taxista cubano

Publico una carta de María Sánchez Robles a la radio:

Desde Alcorcón quería agradecer a un taxista cubano, cuyo nombre no conozco ni me fue facilitado, su maravillosa actuación ante la mirada boquiabierta de tres jóvenes en su primera visita a La Habana. Les escribo a ustedes porque no tengo ningún medio de hacerlo a aquel taxista de la perla de las Antillas, pero es como si mi agradecimiento fuera para todos aquellos conductores del taxi que hacen agradable la estancia de los turistas en sus vacaciones. Aquel definitivamente lo consiguió: era primera hora de la mañana y nosotros salíamos a conocer la Habana Vieja, un poco desorientadas y expectantes. A nuestra tímida tentativa de hablar con el conductor, él nos respondió con alegría y ganas de corresponder a nuestras dudas; así, nos contestó las preguntas que desde siempre habíamos tenido con respecto a aquel país, y nos fue mostrando los caminos por los que pasábamos: el Malecón, el rincón del Hammel, la Plaza de las Armas, el hospital Camilo Cienfuegos y tantas otras cosas. Incluso encendió la radio para que tuviéramos la oportunidad, en vivo y en directo, de escuchar las noticias del Régimen, la música cubana - la emisora puso una canción sobre la Mujer Latina - y las radionovelas trasnochadas que aún las ondas ofrecen en la isla. Muchas gracias por presentarnos de forma tan encantadora la Cuba de la calle, desde aquel taxi viejo y traqueteante, como los decimonónicos trenes europeos. Y gracias por extensión a los taxistas que se involucran en las expectativas jugosas de los turistas que llegan por primera vez a una ciudad, ya que es una suerte toparse con ellos y disfrutar del aroma cotidiano de que son portadores.

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