Desigualdad laboral

Las personas cambian: a Eladio le sigue Parrondo, a Parrondo, Funes, y a Funes, Movilla. La duración de la muerte es eterna y la desigualdad en las horas de trabajo siguen igual o peor.

Se admiraba Pascal de la colosal desproporción que existe entre la duración de la vida y la de la muerte; pero tamaño desajuste no concierne a los hombres.

Al igual que Pascal se maravillaba de este fenómeno, yo también me quedo perplejo al comparar la jornada laboral de un taxista de Madrid con la jornada de otro taxista de Paris o con la de un profesional de la EMT.

El Sr. Eladio Núñez debe pensar que cuando hayamos muerto tendremos toda la eternidad para descansar de las horribles y agotadoras jornadas laborales a las que, con su ayuda, estamos sometidos.

Todas las sociedades han ganado batallas decisivas en el acortamiento de las jornadas lde trabajo. Todas aspiran a vivir más y mejor, a sumar más horas de ocio y naturalmente restar horas al trabajo. Sin embargo el panorama de ayer y de hoy en el taxi de Madrid parece mirar más hacia Zambia que hacia Paris.

Antes con el Sr. Eladio y ahora con el Sr. Funes las desigualdades siguen siendo fuertes, preocupantes e inadmisibles. Si la muerte es igualmente larga para todos, la vida es tremendamente desigual. El anterior presidente y el actual de la asociación mayoritaria del sector son los mejores y eficaces colaboradores de tanta desigualdad.

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