De entre todas las niñas y aunque tú lo ignorabas sólo a ti te miraba. De entre todas las adolescentes y quizás ignorándome a ti te buscaba. De entre todas las novias para ti fueron los escalofríos, los latidos, las miradas, la sangre, la ternura, lo mágico, la armonía, la sonrisa. De entre todas las posibles esposas nunca dudé que tú serías la única, la de siempre, la del desayuno del día siguiente. De entre todas las madres tú eres la mejor, la más paciente, la única. Tu rostro de abuela refleja sosiego y alegría y serás única en lo que nos depare el futuro. Cada día soy más consciente que tu paciencia de esposa, tus cuidados de madre, tu exaltación de abuela, que con tu sola presencia, has trasegado tanta felicidad, tantos resortes emocionales, que muchas veces me pregunto: ¿esto no me lo merezco?
Gracias por tu presencia de ayer, de hoy, de mañana y de siempre.
Felicidades a la niña de ayer, a la adolescente de antes de ayer, a la esposa de siempre, a la madre única y a la exaltada abuela.
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