He soñado que, con la ayuda de Óliver, hemos conseguido retrasar la primavera. Estamos exhaustos pues el trabajo cada día es más intenso; Óliver es todo un jabato, pero el abuelo aún lo es más. Pedimos ayuda a la abuela, pero ella, altiva, se ríe y nos dice que todo nuestro empeño es un esfuerzo tonto e inútil, y que no todo el monte es orégano; además, se escuda en su persitente alergia.
Hoy, 31 de mayo, dejamos por imposible nuestra misión. Cuando la gente no pueda concebir la razón de tanto retraso, la primavera entrará triunfal. Óliver y el abuelo guardián han decidido tumbarse a la bartola y no cortar más flores. Lo sentimos por todos los alérgicos.
Aaaachiiiissss.
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