La televisión me enseña la planicie de Irak sobre la que camina un asno cargado de enseres de escaso valor y un abuelo que lo acaricia mientras se toman un respiro. Observo la imagen y pienso en lo que Bush, Blair y Aznar quieren hacer en este país, que no parece repleto de armas letales y de destrucción masiva y de no sé cuántas cosas más. Miro de nuevo al asno y al hombre y recuerdo al pescadero de mi pueblo, al que llamaban El Güevero, porque además de pescado también vendía huevos. Al señor Ramón lo conocí primero con un asno, luego con una isocarro, más tarde con un dos caballos y ahora uno de sus hijos, que también le llamamos El Güevero. Pepe, que así es como se llama, realiza la venta ambulante con un magnífico furgón frigorífico. El señor Ramón tuvo la suerte de vivir en un país que aunque también estaba gobernado por un dictador con bigote y bajito, no estaba sentado sobre pozos de petróleo. El abuelo del asno maldice al petróleo y a Sadam, sabe que nunca podrá ver a sus nietos sobre un isocarro, sobre un dos caballos y mucho menos sobre un furgón frigorífico. El señor Bush, el señor Blair y el Señor Aznar, están convencidos que la carga que transporta el burro es altamente peligrosa para "la paz y seguridad del resto del mundo".
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario